12 de marzo del año 2038. Esperando en una sala de
La sala de espera tenía un olor a enfermo que se impregnaba en la ropa. Lavarla con agua caliente no bastaba para que saliera. Ese olor, o maldito olor, transformaban mi rostro a una expresión van y dura.
Esperaba tu muerte, con una taza de café y un libro en mi mano. Algo extraño abergaba mi cabeza, no era pena lo que albergaba allí, era rabia. Me sentía culpable por sentir eso. No te puedes ir primero que yo, golpeaba el libro contra la silla de al lado.. Maldito karma me dejaste. Soñaré que te comen los gusanos. Que te ahogas lentamente dentro de esa caja de madera, donde esta tu cuerpo cada vez más destartalado. Después de unas largas horas en ese horrible lugar apareció finalmente el doctor. Tenía buenas noticias te irías conmigo a casa. Nunca había estado tan contenta. No estarías mucho tiempo a mi lado, pero aprovecharíamos cada momento del día. Quizás siete años de universidad podrían equivocarse, trataba de decir al doctor si había alguna solución, si existía posibilidad de error, pero su frenética cabeza se movía en negación. Ojala se equivoque doctor y me deje al viejito unos añitos más repetí con una voz plagada de angustia. ¿Por qué justo cuando empezábamos a ser más felices? No lo entiendo.
Todas las noches son despedidas. Cada vez que abres los ojos se te va un aliento de vida. Espero que nunca se gasten. Te preguntas porque no disfrutaste antes las cosas simples y sencillas. Yo solo me limito a mover la cabeza, decir que no hables más tonterías y que tienes que tener fuerzas que aún te queda vida.
Un día despertaste de maravilla tenías ganas de hacer todo. Me dijiste que me arreglara porque saldríamos a pasear. Parecíamos dos adolescentes. Almorzamos tonterías, reímos a carcajadas y llegamos al otro día. No quería que te fueras.
Pasando el tiempo te quedaste conmigo, pero creo que fue peor. Tu dependencia a los remedios, tu creciente pérdida de memoria me fueron olvidando. ¿Para que estabas aquí si no podías recordar ni siquiera tu nombre? Tanto pedí que te quedaras que lo logré, pero nunca pensé que el costo fuera tan caro. Me mirabas y solo a veces tenías rayos de luz en tu cerebro. Te creías Napoleón, Don Quijote, entre otros personajes que no se como diablos llegaron a tu cabeza. No tenías noción de nada. Con suerte sabías que eras un ser humano. Rogaba todos los días, a un Dios todo poderoso, que me dirigieras la palabra, pero esta suplica no se cumplía. Una tarde de invierno ocurrió algo para mí tan significativo que me llevó a escribirte esta memoria. Preparando un té, para que se me quitara el frío, escuche de tu boca la palabra que me lleno de esperanzas. ¡Camila, tráeme un té! Mi corazón se lleno de felicidad. Corrí a verte y estabas mirando con cierta melancolía hacía la ventana. Te hablé para que me lo repitieras, pero fue inútil. Ese día fue el último que estuviste a mi lado. Por lo menos se que me querías. Te fuiste con mi nombre en tus pupilas.




hermoso me haz hecho llorar cada vez q lo leo y esta vez fue con un grado mayor de angustia y desesperacion ....
ResponderEliminarnunk me fui solo q no me vez no quiere decir q no estoi ...